Sería la última vez que su casa lo viera vestido de luces.
Sería la última vez que con la bamba del capote embebería la embestida del toro para templando cada movimiento pausara el tiempo causando el pellizco a propios y extraños en su Maestranza.
Sería la despedida no planeada de su teatro principal, el que tanto le dio y en el que tanto hizo soñar.
Sería la última tarde en una Feria de Abril que pisaría el albero.
Quizás ni el mismo sabía que esa sería su última tarde allí, que era el epílogo de una carrera, ni el mismo sabría que aquel año se cortaría la coleta, sin hacer ruido después de 40 años de alternativa en la plaza de la Algaba una tarde de Octubre (los GRANDES no sólo saben estar, también saben como irse)
Y con cuatro le bastaron; con cuatro verónicas y una media que hicieron levantar a curristas, aficionados, y público en general que se concentraba en la Maestranza aquel dos de Mayo...
Desde entonces ninguna feria ha vuelto a ser igual, no ha vuelto a tener el mismo olor, el mismo sabor ni la esencia a Romero que impregnaba las tardes de antes...
Como bien apunta la letrilla de una sevillana: " La Maestranza no es la misma sin Curro, Curro Romero"
